¿Qué hacer en Queenstown en 2 días?
Bienvenidos a Arrowtown
15 de abril
Antes de llegar a la ciudad de Queenstown, a 20 km, está Arrowtown, un pequeño pueblo minero, surgido durante la fiebre de oro de Nueva Zelanda en el siglo XIX, y que a la vez es una ciudad caracterizada por su tinte otoñal. Da al río Arrow donde en la orilla opuesta está la pared de una montaña bañada de arboles de todos los colores, amarillos, verdes, rojos…una postal del otoño es su mayor manifestación.
Bienvenidos a Queenstown
Después de la inyección de adrenalina llegamos a la ciudad, con solo 16.000 personas y muy enfocada al turismo. El pueblo se ubica en la orilla del lago Wakatipu, entre varias cadenas montañosas. Tiene 2 calles principales llenas de negocios, un parque en la península, un teleférico, casitas en las lomas de la montañas, un puertito y el agua de un color muy lindo. Aquí sí que está fríoy encima de noche arranco a llover. El hostel (Nomad's Queenstown Backpackers) tiene todaaa la onda, hasta spa tiene, aunque internet tenemos que pagarlo.
Bienvenidos al Fiordland
16 de abrilHoy bajamos al sur hasta el Lago Te Anau. Es el lago más grande de la isla sur y es la última base antes de ir al Milford Sound en “Fiorland” que era nuestro objetivo del día de hoy. El lago lindo, potente, azul y con las montañas de los fiordos de fondo pero helado! El viento te congelaba y eso que eran las 12 del mediodía. Dimos una vueltita y seguimos para Milford Sound.
El Milford Sound es el fiordo más turístico y al norte de toda la región de fiordos. Un fiordo es un accidente geográfico que ocurre por acción glaciar por lo que quedan valles en “U” con profundos barrancos. Digamos que las montañas terminan abruptamente y las rutas que van por los valles tiene una vista espectacular con los picos de la montaña nevados en las alturas y la vegetación en la llanura, con algunos ríos helados en el camino y algunas cascadas a lo lejos. Ni bien salimos de Te Anau leí en el folleto que el último lugar para echar nafta era esa ciudad ya que en Milford no había nada (es como una reserva natural). La ruta indescriptible a medida que nos acercábamos, muy sinuosa y con repechos y bajadas. Hablando con algunos chóferes nos comentaron de un campamento que habíamos pasado en la ruta a 20 minutos que vendían nafta de emergencia. En la ruta estaba el cartel de campamento y de “emergency petrol” a 10 km, así que ahí fuimos casi todo el camino en punto muerto para ahorrar la nafta y llegamos a este bizarro lugar. La ruta era media claustrofóbica porque era chiquita con vegetación abundante alrededor (media selvática) y ahí estaba el surtidor de antaño. Se lo vaciamos a la pobre señora y nos salió casi el triple la gasolina pero al menos no nos quedábamos sin ver el bendito fiordo! La bajada del fiordo hasta el mar de Tasmania fue increíble, muy sinuoso y una vista espectacular. Lástima que llegamos 15 minutos tarde para tomar el último barco que salía a dar vueltas por el fiordo. Lo gracioso fue que abajo había un surtidor que aparentemente recién hace 1 mes que estaba reparado!
Dice la leyenda que la diosa de los maoríes, como el lugar era tan bello y la gente no iba a querer irse del lugar infectó el mismo de “sandflyes”, una especie de mosquito. Comprobamos empíricamente la obra de la diosa ya que había partes donde no podías abrir la boca que te comías uno.
Volvimos a Queenstown a las 9 de la noche aproximadamente, cómo está llena de turistas tiene una vida nocturna muy colorida aunque cierra medio temprano (2-3 am) . Empezamos en un bar irlandés muy entretenido porque tenía dos músicos tocando en vivo música clásica irlandesa y aprendimos más o menos el baile. La idea es mover las piernas medio como loca y pegando saltos. La música es re linda para quedarse escuchando o cuando se pone movidita ponerse a dar saltitos con los pies. Luego fuimos a otro mas “global” con una pista de baile y música mas pop, pero también ambientado de forma hogareño con una estufa a leña y sillones.